Algo


   Qué hacer cuando las emociones te abruman. Cuando tu cuerpo no puede ya aguantar el temblor. Cuando de tu pecho nace un grito constante que se extiende hasta tu cráneo. Y golpea. Y golpea. Como un feto queriendo emanciparse.
   Qué hacer cuando quieres algo pero es inalcanzable. Cuando un cristal opaco emborrona tu destino. ¿Gritar? No, te tomarían por loco. ¿Llorar? No, ya no quedan lágrimas. Seguir caminando. Sí.
   Caminar.
   Caminar hasta que encuentres algo.
   Caminar hasta que algo te encuentre.
   Caminar hasta que olvides lo que buscas.
   Hasta que tu piel se deshaga y tus huesos se evaporen, y sólo queden, reflejados en los confines del universo, el anhelo que una vez te dio vida y los sueños que calentaron tus manos en las noches más frías.

   O bien,

   caminar sabiendo que algo vendrá,
   caminar mirando al gran muro sombrío,
   caminar, soportando inquebrantable las garras del viento en tu garganta,
   hasta que algo llegue a ti o tú llegues a algo, y tu mente se vuelva permeable, y las vibraciones que un día fueron tortura sean ahora calor y esperanza, y te des cuenta de que algo en realidad no es algo, sino alguien.

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