Oda a la Desmesura


    Ella es aire. 
    Ella es flores 
en un campo de emociones rotas. 

    Ella 
es humo, es lava 
cayendo por la ladera de mis entrañas. 

Y flotando se marcha
                                   -lejos-
y yo cierro los puños, 
y la luna se acerca y susurra en un lenguaje olvidado 

    mentiras. 
Mentiras corriendo por mi espalda, 
subiéndose a la cabeza y transformándose en vino 
que se desliza por mi garganta. 

    Y cae, 
        y cae, 
como cae su fuerza al caer la luna, 
y al caer la noche se vuelve extraña. 
Su piel se torna parda y sus garras... 
sus garras recorren mi pecho tiñéndolo de negro 
y tiñendo de blanco mi locura. 

    Ella es viento. 
    Ella es agua. 
Un tsunami borrando esperanzas mientras pasa. 

Un temblor 
                   -pequeño-
que cuando toca la superficie muerde y desgarra. 

    Ella es fuego, 
es lava 
lamiendo y vaporizando mi espíritu. 

    Yo ni siquiera existo y ella 
    es dueña de todas las miradas.

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